Los profetas del Antiguo Testamento predijeron que el Espíritu de Dios reposaría sobre el Mesías para sostener su misión. Su profecía se cumplió cuando Jesús, el Mesías, fue concebido por el Espíritu y nació de la Virgen María. El Espíritu Santo descendió sobre Jesús con ocasión de su bautismo por Juan. Toda la misión de Jesús se desarrolló en comunión con el Espíritu. Antes de morir, Jesús prometió que el Espíritu sería dado a los Apóstoles y a toda la Iglesia. Después de su muerte, fue resucitado por el Padre con la fuerza del Espíritu.
La Confirmación profundiza nuestra vida bautismal que nos llama a ser testigos misioneros de Jesucristo en nuestras familias, barrios, sociedad y en el mundo. Recibimos el mensaje de fe de una manera más profunda e intensa con gran énfasis en la persona de Jesucristo, quien pidió al Padre que diera el Espíritu Santo a la Iglesia para edificar la comunidad en servicio amoroso. -- del Catecismo Católico de los Estados Unidos para Adultos
La Confirmación en la iglesia Santo Tomás del Apóstol requiere un año de estudio y un retiro.
La preparación para los Sacramentos de la Confirmación se lleva a cabo a través de nuestros programas de Formación en la Fe. Para obtener más información acerca de la preparación sacramental para niños o para adultos, por favor visite nuestra página web de Formación en la Fe.